lunes, 1 de septiembre de 2008

¿Dibujamos un rato?


En este avance del trabajo para Taller de Tercer ciclo, pretendo hacer un resumen de algunas de las técnicas plásticas que podemos optar a la hora de realizar o dictar una terapia dinámica expresiva.

Garabato
Es la forma más primaria para dibujar. Es lo primero que sabemos hacer antes de siquiera saber dibujar una manzana. Sin embargo desde chicos sabemos darle un significado personal al garabato. Muchos artistas acuden a el como medio de acceso al inconciente. La forma más eficaz de practicarlo sería dejar correr el lápiz por la hoja sin la necesidad de tener que hacer “algo”, simplemente garabatear. Evitar lo más que pueda el control.

Collage
Esta técnica ha estado presente desde hace muchos años. Consiste simplemente en componer con materiales (diferentes entre sí) en una misma superficie. El propósito de esta técnica está en la exposición de esos materiales elegidos por el sujeto y que tienen cierto significado personal para él. Esa elección del material ya sean colores, texturas, imágenes son los que luego van a representar elementos de análisis.

Dactiloacuarela
Es la técnica con mayor regresión a la infancia que hay. Se trabaja mucho con la elección de los tonos y los colores al igual que la inevitable capacidad para jugar que hay que tener. Enchastrarse es la consigna, usar dedos, manos y deslizarse por toda la hoja. Hay una euforia inicial con el uso de este material, hay una gran intensidad al realizar esta dinámica que tiene que ver con el poco acceso que se tiene en la vida cotidiana de hacer este tipo de actividad plástica.

Teniendo esto en cuenta, cuando plantee la actividad plástica del garabato en clase me interesaba el hecho que fuera la primera técnica que usáramos en grupo al ser la primera que sabe usar el ser humano; como grupo estaba bueno que sea lo primero que pudiéramos hacer juntos.
Recordando un poco, también estuvo presente dentro de la dinámica dos elementos a mi parecer muy importantes al momento de desarrollar una actividad plástica: la preparación corporal y la música. Por lo general son dos cosas que van de la mano con cualquier expresión artística ya que es evidente que nos involucramos completamente. En el cuerpo, la actividad que realizamos fue de hacer espejo con el otro pero relajando principalmente las manos que era la parte del cuerpo que íbamos a explorar. Y después la música. Personalmente siento que acompaña cualquier tipo de actividad pero en ese momento específico me interesaba que cada uno sintiera los distintos ritmos y altibajos de la música reflejados en el papel, como la mano acompaña sin darnos cuenta las distintas melodías.
Las reacciones finales a la actividad fueron muy variadas: de los que no se animaron mucho a invadir el espacio del otro a los que sí, quienes sintieron que hicieron una actividad infantil y lo admitían con gracia y gusto de haberla hecho, y quienes directamente no se sentían inspirados a la hora de tener las distintas hojas con garabatos ajenos enfrente.
Considero que todo tipo de reacciones son válidas a la hora de realizar este tipo de dinámicas, creo que lo productivo está en el poder hacer que “…el paciente o alumno se comunique consigo mismo y nos comunique algo de lo que hemos provocado en él…”[1]
[1] Moccio, F. 1989. “El taller de terapias expresivas”. Paidos, Bs.As.

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